Por Luciano Salerno
Para los que empezamos a jugar al go en el siglo XXI, Hans Pietsch se nos presenta como una sombra y como un enigma. La figura de Hans atraviesa tres escenarios radicalmente diferentes en el mundo del go: Asia, Europa y Latinoamérica, y en cada uno de ellos adquiere un significado distinto. En Europa, fue un precursor del go profesional, cuando el continente no había alcanzado ni por asomo el nivel actual de juego. En Japón, fue uno de los últimos exponentes del gran aporte de ese país al go occidental durante el siglo XX. En Guatemala, fue un testimonio doble: de su propia vocación docente y del lamentable estado social de nuestro continente.
Hans Pietsch nació en Bremen, República Federal de Alemania, en 1968. Empezó a jugar al go alrededor de los 10 años, construyendo un indicador de coordenadas que le permitiera jugar con un compañero de clase, sentado lejos de él. A los 16 años, empezó a estudiar seriamente el juego, llegando a nivel dan un año después, y a 5-dan tres años más tarde.
Gracias a la ayuda de Kobayashi Chizu 6-dan, a fines de los años ochenta Hans tuvo la oportunidad de estudiar como insei en la Nihon Ki In. A los 22 años, mucho más tarde que la mayoría de sus compañeros, Hans se instaló en Tokio y comenzó a participar de la liga de insei con una dedicación absoluta que, para él, era la única forma de estar a la altura de los niños contra los que competía, y de compensar su “llegada tarde” a la carrera para convertirse en jugador profesional.
“Hacer cosas no vinculadas a mis estudios es la excepción. Al final, todo tiene que estar relacionado a mi go ahora”, decía él mismo en 1994 respecto a la exigencia de sus estudios en Tokio.
Como estudiante en Japón, si bien su prioridad fue siempre su propio juego y su objetivo de llegar a ser un jugador profesional, Hans tenía en mente que en última instancia, su rol no era el mismo que el de un jugador asiático. En una entrevista realizada para la revista Deutsche Go Zeitung en 1994, Hans dice que el hecho de estar estudiando en Japón podría motivar a otros europeos a estudiar allí, y que así veía su rol en ese momento: como una inspiración para que otros jugadores mejoraran su nivel de juego. A su vez, su compañero insei Sorin Gherman recuerda las ideas de Hans de promover el go en países con poco o nulo desarrollo del juego como parte de este rol.
En 1997, siete años después de haber comenzado a estudiar en Japón, Hans se convirtió en 1-dan profesional, para llegar en el año 2000 a 4-dan.
Hay pocos registros en inglés o español de su actividad como profesional entre 1997 y 2003, superada la heroica hazaña fruto de sus años de insei. En base a sus promociones podemos asumir que su carrera avanzó promisoriamente, después de un triunfo histórico en su primer año como profesional contra Yoda Norimoto 9-dan. Para el año 2003, en que viajó a Guatemala en su último viaje de difusión del juego, estaba cumpliendo algunos de los objetivos que albergaba desde al menos diez años atrás.
¿Qué significa para un jugador alemán estudiar como insei en Japón en los años 90? ¿Dedicarse de forma absoluta a un juego que, hasta entonces, tenía muy escaso interés en el mundo occidental? Para Occidente es sin dudas un hito único, algo que acorta la distancia en varios sentidos entre un mundo y otro, entre el club de aficionados y las variaciones que agotarán el tiempo. Según Stefan Budig, Hans era “el mejor de nosotros, nuestra vanguardia, nuestro ídolo, y nuestro representante y vínculo con Asia en lo referido al go.”
Para nosotros, jugadores amateurs de Latinoamérica, la carrera de Hans es una fantasía. Un hecho completamente ajeno a la realidad. Aquí, llegar a 1-dan amateur es el Rubicón, y un jugador de categoría mayor a 3-dan es parte de un grupo de criaturas míticas, en cantidad muy limitada en todo el continente. La experiencia de Hans era un testimonio de que el go es alcanzable, en una realidad en que esto muchas veces parece imposible.
Después de haber logrado con infinito esfuerzo superar las barreras que lo distanciaban del go profesional, no puede dejar de sorprenderme que Hans haya hecho un camino de regreso tan radical, hacia una región del mundo en que el desarrollo del go era tan evidentemente inferior. Partiendo de Alemania, donde el desarrollo del go es históricamente elevado, y formándose en Japón para llegar al nivel más alto del mundo, Hans volvió a Occidente para enseñar en Latinoamérica. Es decir, trajo lo que para cualquiera de nosotros es solo fantasía, a la realidad tangible.
Apenas llegado a Guatemala, Hans Pietsch, acompañado por Nagahara Yoshiaki 6-dan, se encontró con una situación muy familiar para cualquier jugador de nuestra región. En una demostración y seminario planificada en el Palacio Nacional de Antigua Guatemala casi no había público presente: por falta de difusión en los medios locales, poca gente se había enterado de la actividad. Dedicaron el tiempo programado a introducir el juego a los pocos asistentes a la actividad. Esta pequeña anécdota, relatada por el jugador guatemalteco Edgardo Cáceres, encarna la distancia entre nuestra región y el mundo del que provenía Hans en ese momento.
Las actividades continuaron y, tres días después de llegar al país, el grupo fue asaltado en una parada en la ruta que había hecho para contemplar los volcanes guatemaltecos. Hans recibió un tiro en el torso y, poco después, murió en el Hospital Amatitlán. Su cuerpo fue trasladado a Alemania, y el mundo del go quedó en shock ante tan surreal noticia, como lo atestiguan los mensajes de despedida a Hans que aparecieron por entonces en los sitios especializados.
Pasaron 15 años desde la muerte de Hans, y el mundo del go cambió considerablemente. Actualmente existen sistemas de juego profesional tanto en Europa como en Estados Unidos, por lo que vivir en Asia ya no es requisito para alcanzar ese status. El nivel de juego y la difusión del mismo en todo Occidente es muy superior, y parece que el go deja de ser, cada vez más, una actividad asiática. Japón, por su parte, si bien nunca dejó de apoyar al go occidental, ya no es su patrono, y este rol no fue directamente reemplazado por otra de las potencias del juego. Parece que finalmente esta mitad del mundo se puede emancipar de Asia.
Escribí al principio que la figura de Hans se me presenta como una sombra y un enigma. La sombra es evidente: su muerte es uno de los hechos más traumáticos en la historia de la difusión del go, y sucedió en nuestro continente, en un evento que cualquiera de nuestros países podría haber organizado.
El enigma, por otro lado, es el significado de esta experiencia. Que un jugador profesional de go de 34 años muera asesinado lejos de su hogar en un viaje de difusión del juego es un sinsentido gigantesco, capaz de destruir la motivación de cualquiera que se plantee objetivos relacionados al go. No es lógico suplir ese sinsentido con la pasión de Hans: sin dudas toda su carrera fue fruto de un amor enorme por el juego, y de una pasión porque más gente lo conociera y aprendiera, pero difícilmente podemos asumir que consideraba en riesgo su vida en el camino.
Traer la fantasía a la realidad es sin dudas poner en conflicto dos mundos. Difundir una actividad basada en las ideas y la abstracción, lejana a todo elemento cultural local, en una región del mundo donde la realidad social extrema golpea constantemente a la puerta, es un acto de optimismo, y un intento por mejorar de forma directa el mundo en el que vivimos. En ese acto de optimismo podemos encontrar un sentido, si no al lamentable final de Hans, a sus circunstancias. Y en ese acto de optimismo podemos encontrar también un vínculo profundo entre la actividad que él realizaba y la que realizamos nosotros, como jugadores y promotores del go en Latinoamérica.
Con un poco de suerte, el 2° Congreso Latinoamericano de Go, a realizarse en Guatemala a 15 años de la muerte de Hans, sea considerado una apuesta en esta misma dirección. Volver a Guatemala y continuar la actividad que fue truncada por la tragedia, es no solo un homenaje, sino una reafirmación de que todo el esfuerzo, y el camino recorrido, no fue en vano.
Hans Pietsch (1968-2003)
English translation at the IGF website. | Japanese translation
Hans Pietsch vs. Yoda Norimoto (1997), comentado por Younggil An.
Entrevista por Deutsche Go Zeitung (1994), y registros de partidas.
Página de Hans Pietsch en Sensei’s Library, incluyendo un recuento de sus últimos días por Edgardo Cáceres.
Homenaje a Hans por la Nihon Ki in, incluyendo mensajes escritos por sus padres y allegados.